En 1502, mientras los europeos miraban hacia las Américas, los mapas de aquel continente aún por descubrir se convirtieron en deseados objetos de poder e intriga. Líneas costeras de las cuales, por aquel entonces, no se tenía la más remota idea de a donde podían dirigirse: puertos, ríos, recursos y enclaves estratégicos.
Alberto Cantino, un espía italiano, consiguió hacerse con un mapa portugués que revelaba sorprendentes hallazgos en el Nuevo Mundo.

FUENTE: National Geographic
Elaborado en Lisboa y terminado en 1502, el Planisferio de Cantino presentó nuevos datos sobre el Nuevo Mundo al tiempo que incorporó algunos rasgos clave de la cosmovisión medieval. Incluía información inédita hasta el momento sobre las rutas comerciales portuguesas y el progresivo descubrimiento de las costas del actual Brasil.
La palabra “planisferio” hace referencia a la representación sobre un plano de una esfera. El Planisferio de Cantino, consta de seis piezas de pergamino unidas a un gran lienzo de unos 1,2 x 2,4 metros. En la parte posterior del mapa puede leerse la inscripción: “Carta da navigar per le Isole nouam tr [ovate] in le parte de l’India: dono Alberto Cantino al S. Duca Hercole.”
El conocido como Alberto Cantino, trabajaba en Portugal como agente encubierto de Hércules I del Este, el Duque de Ferrara, una poderosa ciudad-estado en el norte de Italia.
Los mapas medievales se diseñaban generalmente acompañados de una rosa de los vientos de la cual surgían los trazos que representaban diferentes rutas. Esta información era muy adecuada para la navegación costera. Así equipados con una brújula, los navegantes podían confiar en el litoral como una referencia visual. Sin embargo la navegación transatlántica implicaba abandonar la costa y de este modo, el Planisferio de Cantino da testigo de un momento clave en la historia de la cartografía: la transición a la astronavegación. Se trata del primer mapa en el que se incluyen el ecuador, los trópicos y el círculo polar ártico, además de ser también el primer mapa en el que se ve representado la “Línea de Tordesillas”. Esta, establecida entre la Monarquía hispánica y el Reino de Portugal mediante el tratado de nombre homónimo, recorría el mapa de norte a sur, y establecía la frontera entre territorios españoles y portugueses. Portugal podría reclamar tierras al este de esta línea, mientras que España podría reclamar aquellas al oeste.
- La línea de Tordesillas, de demarcación, se estableció en 1494 en Tordesillas, España, a través del tratado de nombre homónimo. Delimitó en el Nuevo Mundo, respectivamente de oeste a este, las fronteras entre la Monarquía Hispánica y el Reino de Portugal.


El Planisferio de Cantino ofrece el testimonio de los intentos por concentrar en un mapa un gran abanico de información clave de carácter político, cultural y económico. Así, son apreciables varias ilustraciones sobre la fauna local de distintos emplazamientos: loros grises en el África occidental que contrastan con los coloridos guacamayos representados en América del Sur. También en África se muestran algunos monumentos coloniales como el castillo de São Jorge da Mina, construido en la década de 1480 por Juan II de Portugal, y el cual se convirtió en un importante enclave comercial en el continente africano.


De acuerdo con un documento que narra los viajes del planisferio, el pergamino encargado por Cantino se vería sometido a una serie de peligrosos trayectos. Así, en 1592, fue llevado desde Ferrara a la ciudad italiana de Módena, su contenido estaba desactualizado, sin embargo el mapa todavía era considerado valioso.
A mediados del siglo XIX fue robado para aparecer unos años más tarde colgado de una carnicería de la ciudad. En la actualidad se conserva con fuertes medidas de seguridad y forma parte de la colección de la Galería Estense de Módena. Un magnífico recordatorio de los primeros esfuerzos de Europa por trazar el mapa del mundo según lo fueron descubriendo.