Falsificaciones en la documentación medieval peninsular.

Un estudio elaborado por Julio Escalona, investigador del CSIC, y Sonia Serna, investigadora y profesora de Paleografía Diplomática de la Universidad de Burgos, demuestra que un documento que data del año 943, el documento más antiguo del Archivo Histórico de la Nobleza y perteneciente al fondo documental del monasterio de San Pedro de Cardeña, en la provincia de Burgos, es en realidad una falsificación. Es más, pertenece al siglo XII y , según los investigadores, fueron los propios monjes los que falsificaron este documento para ganar un pleito contra los vecinos de Peñafiel y Castrillo del Duero por la propiedad de la iglesia de Santa María de Cuevas de Provanco, en la provincia de Segovia.

Serna Serna, S. ., & Escalona, J. . (2022). Falsificaciones y procesos judiciales. Contexto de producción y utilización de un supuesto original del monasterio de San Pedro de Cardeña. Anuario De Estudios Medievales52(2), 887–916. https://doi.org/10.3989/aem.2022.52.2.16

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En una de sus búsquedas rutinarias, Escalona descubrió hace años que en la página web de la Red de Archivos Españoles aparecía que en el Archivo Histórico de la Nobleza de Toledo había un documento perteneciente al fondo documental del monasterio benedictino de San Pedro de Cardeña. “Me saltó la alarma y fui a verlo”, indica el investigador, ya que existen muy pocos documentos pertenecientes a este fondo documental, y especialmente de esa época.

Se trataba del documento más antiguo de los custodiados en el Archivo Histórico de la Nobleza, ya que pertenecía al siglo X. “Estaba en el fondo de Osuna, en medio de un montón de papel muchísimo más tardíos”, indica.

 Julio Escalona, investigador del CSIC, y Sonia Serna, investigadora y profesora de Paleografía Diplomática de la Universidad de Burgos

Datado el 26 de diciembre de 943, este pergamino, de gran formato y escrito en letra visigótica redonda, registraba la donación del conde castellano Asur Fernández y su mujer Gontroda al monasterio de San Pedro de Cardeña, en concreto la donación de dos propiedades: por un lado de un lugar llamado Fuente Adrada, en el término de Sacramenia, al norte de Segovia; y por otro, de la iglesia de Santa María. “Es una donación que se produce directamente a Cardeña, y por tanto ese documento estuvo allí, porque el monasterio era su propietario”, explica Sonia Serna.

Este hallazgo ya tenía una gran importancia, puesto que se trataba de uno de los “escasísimos pergaminos originales de Cardeña”, ya que, con la llegada de la Desamortización, las instituciones eclesiásticas sufrieron grandes pérdidas, y en concreto, el fondo documental de este monasterio burgalés fue “arrasado”, afirma Serna.

Fue entonces cuando se pusieron a investigar este documento, cotejándolo con otros escritos que hacían alusión a este documento y que eran copias del original, como es el caso del Becerro Gótico de Cardeña, un cartulario que contiene los documentos que tenía el monasterio en el momento en que se realiza, el 1086. “Ese año, se copian todos los documentos que había en Cardeña, y entre ellos está este de Asur Fernández”, indica la investigadora. Sin embargo, ahí se dieron cuenta de una primera diferencia, dado que en esta copia no se mencionaba a la iglesia de Santa María. “Es llamativo, porque no es lógico que en una copia se omitan cosas. A ellos les interesaba tener el documento bien copiado”. A partir de ese momento, ambos investigadores comenzaron a darse cuenta que el documento que creían original tenía una serie de “anomalías” tanto en la escritura como en las grafías que no “concordaban con la época”.

El documento estaba escrito en visigótica redonda, lo cual concordaba con la escritura de la época, pero también aparecían signos abreviativos (trazos que los copistas dibujaban para abreviar palabras) que eran “habituales en la letra visigótica cursiva, pero no en la redonda y totalmente anacrónico para la época”, indica Serna., ya que en el siglo X la abreviación de los posesivos se hacía de una manera, y esto cambió en el siglo XI. De esta forma, se dieron cuenta que al copista se le “escaparon abreviaciones con r”, tal y como se hacía en el siglo XI. “Todo ello nos hizo ver que ese documento, lo más probable es que hubiese sido realizado en una época posterior, donde el escriba conocía la escritura carolina y para realizar esa falsificación se imbuye de lo que había sido la escritura visigótica. La imita bien, hace una buena falsificación pero tiene deslices”, afirma.

Este estudio, publicado en la revista ‘Anuario de Estudios Medievales’ , recoge con detalle el proceso de análisis que ambos investigadores llevaron a cabo para demostrar la falsificación de este documento. “Las falsificaciones antiguas tienen mucho interés y te dicen muchas cosas”, afirma Escalona, que asegura que se puede “seguir tirando del hilo” y sacar más conclusiones sobre este suceso.

La biblia hebrea de entre 30 y 50 millones de dólares.

Artículo de TheConversation

Hace unos días salía publicada en diferentes medios de comunicación la noticia de la próxima subasta de una biblia hebrea por un valor estimado entre 30 y 50 millones de dólares.

Se hacían eco de la nota de prensa emitida por Sotheby’s, la casa de subastas encargada de la venta, según la cual este códice es el ejemplar más antiguo casi completo de la Biblia hebrea, datándolo entre finales del siglo IX y principios del X. La noticia corrió como la pólvora entre los académicos y especialistas a través de las redes sociales. ¿De qué manuscrito se trataba? ¿Por qué era tan valioso?

El códice Sassoon

La nota de prensa hace referencia al manuscrito como el códice Sassoon, sin ninguna otra especificación. Lo describe como una Biblia casi completa –le faltan 12 folios–, compuesta por los 24 libros que forman la Biblia hebrea, dividida en tres partes: Pentateuco –Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio–, Profetas y Escritos.

Pero esta Biblia no es completamente desconocida ni sale a la luz por primera vez, como parece desprenderse de esa nota. Las fotos publicadas se corresponden con el manuscrito Sassoon 1053 (S1). De acuerdo con la descripción que aparece en el catálogo de la colección Sassoon, publicado en 1932, el manuscrito contiene 792 folios escritos a tres columnas, de 28-29 líneas cada una, con los signos de vocalización y acentuación. Va acompañado de la Masora, nombre técnico con el que se conoce al conjunto de anotaciones marginales de contenido textual, exegético, etc. que se encuentran en la mayoría de los manuscritos bíblicos hebreos medievales.

El catálogo también menciona los diferentes registros que dan cuenta del recorrido y uso del manuscrito, desde su venta –a principios del siglo XI– por Khalaf ben Abraham a un hombre llamado Isaac ben Ezequiel al-Attar –quien luego la transfirió a sus dos hijos, Ezequiel y Maimón–, hasta el siglo XIII, cuando se dedicó a la sinagoga de Makisin (actual Markada, en el noreste de Siria).

La valía del códice Sassoon, según Sotheby’s, estriba en su datación (“la Biblia más antigua”), en su estado de conservación (“casi completa”), en las anotaciones de su Masora, y en su calidad de testimonio fundamental para entender la transformación en la historia de la Biblia hebrea.

Diferentes ejemplos del deterioro del Códice. A la izquierda, el folio 750 al que le falta una columna. En el medio, el folio 13, con añadidos. A la derecha, el folio 458 con la Masora borrada.

¿Vale lo que cuesta?

Sin duda, esta Biblia es un ejemplar único, un testimonio imprescindible para el estudio de la transmisión del texto bíblico hebreo, de la historia del Libro y de las prácticas de los escribas. Uno de los escasos supervivientes del periodo que rompe con 600 años de falta de testimonios escritos directos. Pero ni es la Biblia hebrea más antigua, ni la mejor conservada.

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La Biblia de San Luis y Crónica Geral de Espanha de 1344.

El pasado mes de diciembre se publicó en la plataforma de revistas digitales de la Universidad de Valladolid el volumen LXXXVIII, correspondiente a 2022, de la revista científica del Departamento: BSAA arte. En el siguiente enlace se puede ver su contenido: https://revistas.uva.es/index.php/bsaaarte 

BSAA artees la continuación, en lo referente a la Historia del Arte, del Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, creado en 1932, lo que convierte a esta publicación en la decana de su especialidad entre las revistas universitarias españolas. Desde entonces y de manera ininterrumpida esta publicación nos ofrece contribuciones sustanciales al estudio de la Historia del Arte español. La ya consolidada edición digital de la revista, que convive con la edición impresa, ha obtenido este año la renovación del sello de calidad de la FECYT, además de la mención de buenas prácticas editoriales en igualdad de género.

En esta ocasión, el volumen LXXXVIII del  BSAA arte  incluye dos artículos centrados en el estudio del libro medieval. Por un lado, la Biblia de San Luis y su relación con aspectos de la literatura medieval y la retórica visual, en torno a las órdenes mendicantes que no siempre fueron bien acogidas en la Francia medieval. Por otro lado, se publica un estudio sobre el manuscrito Crónica Geral de Espanha de 1344, conservado en Lisboa, en especial sobre sus interesantes miniaturas.

Sara Moure López. Discursos edificantes: la Biblia de san Luis y la polémica sobre las órdenes mendicantes. BSAA arte, 88(2022): 17-39. ACCEDER

María Pandiello Fernández ; Luís Urbano Afonso. Un manuscrito singular: la Crónica Geral de Espanha de 1344 de la Academia das Ciências de Lisboa. BSAA arte, 88(2022): 41-67. ACCEDER

Biblia de san Luis, III, f. 181v. Ca. 1226-1234. Tesoro del Cabildo de la Catedral. Toledo.
Foto: © M. Moleiro Editorial
Crónica Geral de Espanha de 1344, ms.A 1, f. 269r. Academia das Ciências. Lisboa

El Códice más antiguo de la Universidad de Salamanca.

Hasta ahora se ha sostenido que el códice más antiguo de la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca es el conocido como Liber canticorum et horarum o también como Libro de horas de Doña Urraca, terminado en el año 1059. Ciertamente se trata del códice datado más antiguo, pero no del códice más antiguo de la Universidad cuyo honor corresponde a un manuscrito griego, el Salmanticensis 2722: Catena in Esaiam prophetam [Griego], entre 950 y 975.

Catena in Esaiam prophetam [Griego]. 950. Bizancio. BG/Ms. 2722

En el siguiente artículo la profesora Teresa Martínez Manzano, autora del libro Historia del fondo manuscrito griego de la Universidad de Salamanca recientemente referenciado en nuestro blog, hace un estudio de este códice transcrito en el tercer cuarto del s. X.

Martínez Manzano, T. (2022). El Códice más antiguo de la Universidad de Salamanca. Helmantica73(207), 115–134.  ACCEDER AL PDF

Codex Climaci Rescriptus : una auténtica escalera al cielo.

Por Diego Corral Varela
Dpto. Lengua Española
Universidad de Salamanca

El Codex Climaci Rescriptus es un documento fascinante que, al parecer, todavía guardaba algunas sorpresas. Las primeras noticias que se tienen de él se deben a Agnes Smith Lewis, un nombre que, junto al de su gemela, Margaret Dunlop Gibson, es justamente célebre en los estudios bíblicos por su trabajo con los manuscritos ―especialmente los siriacos― del Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí.
Según el relato de la propia Agnes en la publicación de las primeras hojas que adquirió, un vendedor se lo ofreció en El Cairo durante la primavera de 1895. Con posterioridad, compró otras dos partes en 1905 y 1906, percatándose de que aquellas primeras hojas de 1895 eran las que faltaban entre las nuevas adquisiciones. Reunido todo ello, Agnes Smith Lewis publicó el conjunto en 1909. Tiempo después fueron halladas algunas hojas más en la colección de Mignana y entre los famosos ‘New finds’ de Santa Catalina del Monte Sinaí, confirmando su ya sospechada precedencia. Por desgracia, en 2010 la sección del codex que perteneció a las hermanas engrosó la tristemente célebre Green collection y en la actualidad es exhibido en el cuestionable Museum of the Bible, que tan pocas alegrías ha traído.

El Codex es un palimpsesto en el que el texto superior corresponde mayoritariamente a una traducción siriaca de la Κλίμαξ θείας ανόδου (‘Escalera del divino ascenso’ o Scala Paradisi en su tradición latina) de Juan Clímaco, que a su vez fue abad del Monasterio de Santa Catalina del Sinaí en el siglo VII; esto motivó el nombre dado por Agnes Smith Lewis. Sin embargo, el mayor interés, como es habitual con los palimpsestos, se encuentra en los textos subyacentes. El Codex Climaci Rescriptus preserva lo que hasta el momento es el segundo corpus más largo en arameo cristiano palestinense, una lengua aramea occidental usada principalmente por los melquitas, y consiste en un leccionario con pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento, así como una versión de la Dormición de la Virgen.

Bajo la escritura estrangela del siriaco subyace la característica escritura del arameo cristiano palestinense, mucho más cuadrada.

El uso geográficamente restringido del arameo cristiano palestinense apunta a que el códice, en origen, debió de producirse en el entorno de Jerusalén alrededor de los siglos V y VI. Pero el arameo no es la única lengua que subyace en el palimpsesto. Desde el principio se había detectado texto griego en uncial correspondiente a los Evangelios en una versión que se alinea con el llamado habitualmente “tipo bizantino”, la tradición textual mayoritaria del Nuevo Testamento.
Ahora, sin embargo, el Codex Climaci Rescriptus podría haber transmitido un extracto en griego de mucha mayor relevancia. En 2012, Jamie Klair, entonces estudiante de la Universidad de Cambridge, advirtió la existencia de un texto oculto griego de carácter astronómico. En octubre de 2022 se ha dado a conocer a través del Journal for the History of Astronomy que podría tratarse de una nueva evidencia del perdido “Catálogo de estrellas” de Hiparco de Nicea, un astrónomo del siglo II a.e.c. La única obra conservada de este autor es un comentario a los Φαινόμενα de Arato que la Biblioteca General Histórica conserva en edición bilingüe grecolatina de Denis Petau (1583-1652).

La influencia y pervivencia del “catálogo de estrellas” de Hiparco sigue siendo un tema abierto a la discusión, especialmente en relación con la Sintaxis de Ptolomeo. Partes de la obra de Hiparco acabarían incluidas en el conocido como Aratus Latinus, una versión medieval que no solo traducía un codex griego con el poema de Arato sino otros textos relacionados. Pues bien, este nuevo fragmento hallado en el Codex Climaci Rescriptus correspondería a uno de esos otros textos hiparqueos, lo que permitiría pensar que los códices borrados para formar el Codex Climaci incluirían no solo el leccionario arameo y el griego, sino también otro con la obra de Arato y sus adendas.

Detalle de La escuela de Atenas en la que aparecen Hiparco (con el mapa celeste) y Ptolomeo (de espaldas). La identidad de Hiparco es discutida y se ha sugerido que pudiera ser Estrabón, lo que no tiene mucho sentido al ser su obra estrictamente geográfica, o Zaratustra (¡?).

De momento, el artículo en el Journal for the History of Astronomy es lo único publicado, pero en él se anuncia que un estudio filológico más profundo aparecerá este año en The Classical Quarterly. Este nuevo hallazgo convierte el Codex Climaci Rescriptus en una auténtica escalera al cielo.

El manuscrito árabe en la España medieval y moderna.

Le livre manuscrit arabe dans l’Espagne médiévale et moderne: édition de textes aljamiados. 2022-2023

14 noviembre 2022 – 20 marzo 2023
Todos los lunes, de 10 h. a 12 h.
Información e inscripciones: nuria.decastilla@ephe.psl.eu

Seminario sobre el libro manuscrito árabe en la España medieval y moderna, donde tendremos la oportunidad de aprender a leer y editar textos aljamiados.

Códices coloniales en la BUAP.

La Biblioteca Histórica José María Lafragua de la BUAP (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) presenta en Google Arts&Culture los dos códices coloniales del siglo XVI que guarda entre sus fondos: el Sierra-Texupan y el Yanhuitlán.

Sierra-Texupan, elaborado entre 1550 y 1564
Yanhuitlán, cercano a 1550

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Ambos fueron producidos en la región de la Mixteca Alta de Oaxaca, los mismos que formaron parte de la colección de documentos de la Academia de Bellas Artes de Puebla. Tanto su biblioteca como sus documentos y colección de grabados pasaron a la Universidad de Puebla en el siglo XX.
Tras la conquista, se produjeron otra gran cantidad de documentos en los que se incorporó como soporte el papel europeo y en un formato distinto (en forma de libro) que desplazó las tiras plegadas a manera de biombo. Se agregaron glosas con caracteres latinos, escritas en castellano o en alguna otra lengua indígena. Se agregaron imágenes a la manera europea, produciendo así lo que se conoce como códices mixtos. Tal es el caso de los dos códices que conserva esta biblioteca.

En esta presentación de ambas obras podremos observar algunos detalles acompañados con su pertinente explicación para entender mejor el significado de las imágenes.

El Códice Sierra-Texupan.

Libro de contabilidad a la manera europea, que registra los ingresos y egresos del pueblo de Santa Catalina Texupan, en la Mixteca Alta del estado de Oaxaca, entre los años de 1550 y 1564. El registro se realizó asentando todo aquello que se hubiera vendido de su producción, así como sus ingresos para cubrir el pago de los impuestos, el tributo para la administración real, y el diezmo para el mantenimiento del clero como también para registrar los numerosos gastos que se hicieron para construir un nuevo pueblo a la manera de los españoles: los gastos relativos al edificio del Cabildo, la edificación de la iglesia y mantenimiento del cura que la atendía, así como el aprovisionamiento de los objetos de culto, y los gastos especiales en las celebraciones cristianas. Fue elaborado por indígenas que hablaban náhuatl y que conocían el mixteco y los glifos de la escritura de ambas lenguas, y que recientemente habían aprendido el español.

El Códice Yanhuitlán.

Fue realizado hacia la quinta década del siglo XVI, y en él se registraron eventos históricos y económicos ocurridos entre 1521 y 1544. De acuerdo a Manuel Hermann Lejarazu y Sebastián Van Doesburg, se observan en el documento cargas tributarias impuestas a los indígenas, así como servicios y trabajos obligados a realizar, ya sea para los frailes, los encomenderos o para los propios caciques. La falta de colorido aleja al códice de la tradición prehispánica de los códices mixtecos y lo acerca a la pintura conventual del siglo XVI novohispano.

El marqués de Santillana. Imágenes y letras.

El marqués de Santillana. Imágenes y letras. Exposición del 5 de octubre de 2022 al 8 de enero de 2023

Entrada gratuita y libre hasta completar aforo. Se recomienda reserva de entradas. Visitas para grupos con guía propio o visita de grupos con guía de la BNE: del 8 de noviembre al 22 de diciembre. Martes y jueves a las 11h.

Horario

De lunes a viernes, de 09:30 a 20:00 h.
Sábados, de 9:30 a 14:00 h.
Domingos y festivos cerrado.

Calendario de horarios especiales y días de cierre

Lugar

Antesala del Salón de Lectura María Moliner

Aforo: 15 personas. Reservas visitas individuales: 10

FUENTE: BNE Agenda de eventos y actividades

Esta exposición será complementaria y paralela a la que con el mismo título se inaugurará en el Museo del Prado en torno al Retablo de los Gozos de Santa María de Jorge Inglés.

Don Íñigo López de Mendoza (Carrión de los Condes, Palencia, 1398 – Guadalajara, 1458) representa el paradigma de noble castellano poderoso y culto, a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento. Sus dos grandes pasiones fueron las armas y las letras, tal y como él mismo dejó escrito en sus Proverbios: “La sçiençia non embota el fierro de la lança ni faze floxa la espada en la mano del caballero”.

Involucrado a fondo en la compleja política de la primera mitad del siglo XV, participó en numerosas batallas, algunas de las cuales le valieron el reconocimiento del rey Juan II de Castilla, que le concedió en 1445 el marquesado de Santillana, además de otros muchos señoríos. Pero su activa vida política y militar no le impidió dedicarse también con gran aprovechamiento la lectura y a la escritura.

Al igual que otros grandes de su época, como Enrique de Villena, el conde de Haro, el conde de Benavente y el propio rey Juan II, quiso rodearse de buenos y bellos libros (todos ellos manuscritos, ya que murió antes de que se difundieran los primeros productos de la imprenta). La bibliofilia de los nobles, relativamente infrecuente en una época en la que los libros eran todavía patrimonio casi exclusivo de los eclesiásticos, se empezaba a considerar un signo de riqueza, distinción y modernidad, y otorgaba un prestigio especial a quienes la practicaban. Con este ánimo, nuestro personaje fue formando en su palacio de Guadalajara la que llegaría a ser la biblioteca peninsular seglar más rica de la época, según testimonios de sus contemporáneos.

Para ello se relacionó con una pléyade de escritores y eruditos que ejercieron como prescriptores de las obras a comprar. Frecuentaban su círculo notables literatos como Enrique de Villena, Juan de Mena, su tío Fernán Pérez de Guzmán, o su sobrino Gómez Manrique. Y también mantuvo estrecho contacto con personajes castellanos que por sus estancias en Italia tuvieron el privilegio de conocer directamente a humanistas de primera fila. Es el caso del obispo de Burgos Alonso de Cartagena, del mecenas y bibliófilo cordobés Nuño de Guzmán, y de su pariente y amigo Íñigo (o Enyego) López Dávalos, camarlengo del duque de Milán y de Alfonso el Magnánimo.

De esta forma, el Marqués consiguió hacerse con lo más selecto y avanzado del saber de la época. Junto a obras procedentes del ámbito hispano (tanto en castellano como en aragonés y en catalán) representativas del pensamiento religioso, la literatura y la historia bajomedieval, atesoró otras francesas y sobre todo numerosos frutos de la actividad humanística llegados de Italia: clásicos griegos y latinos, y modernos autores italianos. Pero, siguiendo la línea del llamado “humanismo vernáculo” en el que se movían los nobles castellanos, el Marqués prefería leerlos en su lengua: no se manejaba con soltura en latín y aunque conocía bien el italiano, el catalán y el francés, le gustaba en cualquier caso contar con buenas traducciones al castellano.

Por ello, además de adquirir copias ya existentes y encargar otras al librero y humanista florentino Vespasiano da Bisticci, don Íñigo quiso disponer de un scriptorium propio en el que mandó traducir, copiar e iluminar especialmente para él las obras que más le interesaban. En esas tareas participaron diferentes letrados adscritos a su casa, muchos de ellos judeoconversos. Además, para decorar sus manuscritos contó con artistas de la escuela del maestro Jorge Inglés, introductor del arte flamenco en Castilla.

Don Íñigo dedicaba muchas horas a la lectura de estos libros, que le proporcionaron un sólido bagaje cultural a la hora de escribir sus propias obras, en verso y en prosa. El Marqués, gracias al poso que le dejaron estas lecturas – sobre todo las de los clásicos y las de los humanistas italianos – consiguió forjar una obra literaria que está considerada, junto con las de Juan de Mena y Jorge Manrique, como una de las cumbres del prerrenacimiento castellano.

No sabemos cuántos ejemplares llegó a poseer, pues desgraciadamente en su testamento ordenó que todos ellos fueran vendidos para saldar deudas y para obras piadosas, excepto 100 o 120 que deberían escoger sus herederos. Pero los libros que han sobrevivido son indudablemente un tesoro, tanto por los textos como por la iluminación. La mayoría están ornamentados con iniciales decoradas y bellas orlas en las que aparece su escudo de armas y las divisas “Ave María” y “Dios e vos”, y algunos de ellos están encuadernados en cordobán de gran calidad con decoración mudéjar y los yelmos de su emblema.

En esta muestra se exhibirán once de los manuscritos más notables de su biblioteca, algunos de ellos cerrados, para poder contemplar sus encuadernaciones. La tradición hispana estará representada por obras como la del sabio judeoespañol Maimónides, la Grande e General Estoria de Alfonso X el Sabio, la Historia Gothica de Rodrigo Jiménez de Rada, “el Toledano”, la tercera parte de la Crónica de España encargada por el aragonés Fernández de Heredia, o la Natura angélica del franciscano catalán Eiximenis, que llegó a ser casi un “best-seller” de la época. Se podrá ver asimismo una obra francesa también muy difundida por la Europa meridional, el Arbre des batailles de Honoré Bovet. Y del humanismo y el arte italiano darán cuenta tres preciosos códices florentinos: dos obras de Petrarca y Boccaccio, y la traducción al toscano de las obras de Cicerón.

Finalmente expondremos también tres obras literarias del Marqués en copias del siglo XV que, aunque no proceden propiamente de su biblioteca, consideramos que pueden dar una idea de otros ejemplares hoy perdidos que sí formarían parte de la misma: el Diálogo de Bías contra Fortuna, el llamado Cancionero de Barrantes, que contiene 12 composiciones de su autoría y el dezir narrativo El infierno de amor que se halla dentro del bellísimo códice del Cancionero de Stúñiga.

Drôlerie: el mundo animado en los marginalia de los libros iluminados.

Aristóteles. Física. Tratados breves de historia natural. Metafísica. s. XIV (Ms. 2256) en la Biblioteca Histórica USAL

En los márgenes miniados de los libros y documentos aparecen una serie de elementos completando la iluminación del folio; los llamados Drôlerie son elementos decorativos de gran vivacidad y naturalismo, que pueden tener o no una relación con la historia principal de la página, han sido considerados tradicionalmente como iluminación marginal. Es su ubicación en el folio lo que le confiere ese carácter. Según esto es marginal toda miniatura que se desarrolle en el espacio periférico que envuelve la caja de escritura sea cual sea su significado.

La temática principal de las dolerías son escenas cotidianas tratadas desde un punto de vista humorístico y satírico. La caza, el juego, la música y los lances amorosos son probablemente los motivos principales, aunque sus protagonistas son muchas veces animales.

Salterio Gorleston, Londres, BL, Add. Ms.49622, fols. 67v y 61r.

LIBRO RECOMENDADO

Bovey, Alixe. Monstruos y grutescos en los manuscritos medievales. Madrid: Turner, 2006. ISBN: 9788475067742.

Las criaturas monstruosas que embellecen las páginas de los manuscritos medievales descienden de un extenso linaje. Desde sus orígenes en la Antigüedad clásica, la Biblia, los textos científicos y el folclore viajaron a través de siglos y civilizaciones para encontrar su más viva expresión en la religión, la literatura y el arte medievales. Es fácil olvidar que estas criaturas no son meramente decorativas y que a veces poseen importantes significados simbólicos. Grifos y sátiros, dragones y demonios, unicornios, serpientes y muchas otras criaturas expresan de forma sugerente y reveladora el pensamiento, la moralidad y el humor del medievo.

Monstruos y Grutescos en los Manuscritos Medievales describe el rico y variado simbolismo de los monstruos tal y como se representan en una amplia gama de manuscritos de las colecciones de la British Library, y nos ofrece una nueva percepción de la imaginación medieval.

LECTURA RECOMENDADA

Rosario Marchena Hidalgo. El mundo animado en la marginalia de los libros iluminados. EN: LABORATORIO DE ARTE 27 (2015), pp. 61-85, ISSN 1130-5762. ACCEDER AL ARTÍCULO COMPLETO

El Fuero de Brihuega, un códex del siglo XIII que se daba por perdido desde 1938.

La Guardia Civil ha recuperado el Fuero de Brihuega (Guadalajara), que se daba por perdido desde finales de 1938. Se trata de un documento de incalculable valor, que se encuentra en buen estado de conservación teniendo en cuenta que pudo haber sido elaborado en el año 1242, cuando el Arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, concedió el fuero a la villa de Brihuega.

El códice, que consta de más de 70 páginas, está escrito en pergamino, resguardado por dos gruesas tablas de nogal, unidas por su borde inferior al fuero con cuatro fuertes tiras de badana. Contiene la firma del arzobispo, así como la de otras autoridades eclesiásticas que lo suscribieron con posterioridad.

En la recuperación del fuero ha colaborado la casa de subastas Soler y Llach en Barcelona, que al ser consultados por el poseedor actual sobre cómo proceder a su entrega, facilitó que éste mantuviera contacto con la Sección de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. El poseedor actual hizo entrega del fuero para que la Guardia Civil se hiciera cargo del mismo, y que este documento regresara a la villa de Brihuega, cumpliendo así el deseo de su difunto padre, que fue quien pudo evitar su destrucción junto a otros muchos libros que se estaban quemando, cuando la Unidad militar de la que formaba parte tomó la localidad a finales de 1938.

Con cierta frecuencia, los poseedores de bienes culturales que tienen bajo su custodia piezas de las que no puedan acreditar su lícita procedencia, confían en la Guardia Civil para que sea ésta la que canalice su retorno a la Administración competente, de forma que se garantice su disfrute por todos los ciudadanos.  

Este documento, ahora recuperado, se reconoce gracias al trabajo realizado por el catedrático de Arqueología, Juan Catalina García, quien pudo estudiarlo antes de su desaparición, y publicar un libro en el que lo describía por completo. [VER AQUI]

«El códice, -nos dice el Sr. Catalina García,- en que está escrito el Fuero y las tres confirmaciones del mismo, consta de dos hojas blancas al principio, 70 de texto del Fuero, acabando en la última las subscriciones, y empezando á la vuelta de ella la carta del arzobispo D. Sancho. En otra más, va en su verso la carta de D. Gonzalo, y en el reverso la del otro D. Gonzalo, terminando el códice con una hoja blanca, y sumando 74 en total.

El pergamino en que está escrito con hermosísima tinta negra, que conserva toda la intensidad de su color, es blanco, fuerte y lastroso; la I con que empieza el texto es de colores, y en el centro dorada; formando otros adornos cierto entralazado muy propio de las miniaturas de aquella época. Los epígrafes de las disposiciones están trazados con tinta roja, y sus letras iniciales son de adorno y hechas de rojo y azul. Una sencilla orla de trazos de ambos colores abraza tres de los lados de la primera página.

La letra es grande, escrita por mano hábil y del carácter que los paleógrafos llaman francés. Las dimensiones de las páginas son de 23 centímetros de alto por 20 de ancho; las de la caja de lo escrito de 17 de alto por 12 ó 13 de ancho, porque hay renglones salientes. La margen inferior es más ancha.

El códice está resguardado por dos gruesas tablas de nogal,   —125→   unidas por su borde inferior al fuero con cuatro fuertes tiras de badana. Las tablas son muy antiguas, porque la segunda ofrece la particularidad de llevar escritas en su cara interior, y en letra de fines del siglo XIII ó principios del XIV estas líneas:

Al Rey mi señor por don Sanch fys ques del muy alto et muy noble rey don Alfon.

Al Rey mi señor por don Sancho.

Y en otra dirección esta escritura:

VIIJ sellos arçobispales.

uno rreal, testis pero dias

Pero Gomes5.

La margen inferior de todas las hojas tiene una tosca cortadura que casi llega hasta el borde interior. Es de presumir que se hizo para colgar los sellos que el fuero tuvo, como lo prueban los agujeros que traspasan todas las hojas en esta parte inferior, casi separadas de ellas en la forma dicha. De esos agujeros cuatro están taladrados con instrumento circular, los otros son más pequeños y menos regulares».

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