
Oriol Nadal Badal. Manuales Tipográficos para compositores, correctores e impresores. Primera edición (no venal): abril de 2011. Unión de correctores
El corrector de pruebas subsana errores ortográficos, es decir, errores relativos al uso de las letras, al modo correcto de escribir las palabras y al empleo de los signos que expresan tipográficamente las pausas y la entonación. Pero pese a lo dicho, en el ámbito de la edición bibliológica no nos referimos al corrector de pruebas como «corrector ortográfico» (expresión ésta que suele reservarse hoy para designar al corrector informático de algunos procesadores de textos), sino que suele denominársele corrector tipográfico. Y, en efecto, lo es, porque además de la correcta ortografía, a él se le encomienda también subsanar errores tipográficos sobre el uso correcto de espacios, estilos de letra (redondas, cursivas, versales, versalitas) o cuestiones relativas a la composición y el ajuste

Esta obra presenta los más importantes manuales tipográficos escritos por quienes ejercieron ellos mismos y durante años el arte de la imprenta. En ellos encontramos, escritos de primera mano, los entresijos de la edición, la composición y la impresión de la época de la imprenta manual: los operarios que intervenían en el proceso de edición e impresión de los pliegos, el mobiliario, los utensilios, el modo de componer textos, la terminología de la letrería y la paulatina estandarización de los tamaños de letra, los orígenes y la evolución de los criterios tipográficos… Son, en definitiva, los textos que hoy conforman nuestra más genuina tradición tipográfica, fuentes ineludibles para la historia de la tipografía española.
El estudio ofrece una visión general de estos manuales (los autores y sus objetivos, los destinatarios y los pormenores de sus contenidos) desde el de Juan Caramuel (1680), pasando por José M. Palacios (1845), Antonio Serra y Oliveres (1852), José Famades Villamur (1882), José Giráldez (1884), Juan José Morato (1908 y 1929), Álvaro Fernández Pola (1904), Miguel Lozano y Ribas (1928), F. Fábregues y J. M. Saavedra (1933), Pelegrín Melús y Francisco Millá (1937) o Vicente Martínez Sicluna (1945), por citar sólo los más destacados tratadistas del arte tipográfico. Luego, de modo individualizado se presentan los cuatro primeros tratados: el Syntagma de arte Typographica (Lyon, 1664), escrito en latín por Juan Caramuel e insertado en el volumen IV de su Theologiae Fundamentalis; la Institución y orígenes del Arte de la Imprenta y reglas generales para los componedores (1680) escrito y compuesto por Alonso Víctor de Paredes y del cual hasta el día de hoy sólo se tienen noticias de la existencia de dos ejemplares; los Elementos de la Typographia (Barcelona, 1751) del presbítero tarraconense Joseph Blasi quien inserta sus elementos como parte complementaria de un Epitome de la Orthographia castellana y, finalmente, el muy conocido y elogiado Mecanismo del Arte de la Imprenta para facilidad de los operarios que le exerzan (Madrid, 1811), de Juan José Sigüenza y Vera, discípulo durante veintiocho años del gran maestro impresor Joaquín Ibarra.