
Desde el blog de la Biblioteca Nacional de España (BNE) nos informan cómo se debe actuar en las bibliotecas ante el riesgo de contagio por COVID-19 a través de los libros.
REPRODUCIMOS AQUÍ PARTE DE LA ENTRADA DEL BLOG. [VER ENTRADA ORIGINAL]. Arsenio Sánchez Hernampérez. Cómo actuar con los libros ante el riesgo de contagio por COVID -19. [2 abril, 2020]
Algunas enfermedades no necesitan el contacto directo entre individuo infectado y sano, sino que se transmiten de forma indirecta por la propagación en el aire de partículas microscópicas de saliva o agua producidas por la persona infectada al toser o estornudar. Esas gotas pueden recorrer pequeñas distancias, habitualmente no más de dos metros desde el emisor. También pueden permanecer suspendidas en el aire durante varias horas, como es el caso del sarampión. Sin embargo, la mayoría de estas gotas microscópicas entran en contacto con superficies próximas como un teléfono móvil, un vaso, la barra de un bar o un producto colocado en la estantería de un supermercado. Lógicamente, todos los objetos que rodean a las personas enfermas pueden ser un foco de infección y los virus pasan a los individuos sanos que han tomado contacto con los objetos contaminados y después han tocado con las manos sus ojos, la nariz o la boca.
Las enfermedades que se trasmiten por esta vía son, entre otras, la varicela, el resfriado común, la conjuntivitis, el sarampión y el COVID-19.
Afortunadamente, el virus no puede permanecer activo durante mucho tiempo fuera del cuerpo humano. En estos últimos días han aparecido los primeros estudios sobre la permanencia del COVID-19 en el ambiente. Un trabajo publicado en The New England Journal of Medicine[1] analiza la persistencia del virus en diferentes superficies y concluye que puede mantenerse viable, en el aire, hasta 3 horas, 4 sobre el cobre, hasta 24 horas en el cartón. En los plásticos y el acero inoxidable el virus se mantenía en niveles de actividad hasta 72 horas después. Sin embargo, otro artículo reciente[2] plantea tiempos de permanencia más elevados dependiendo de las cepas. En el caso del metal podría prolongarse entre 5 y 9 días y hasta 4 días en el papel.

La permanencia del virus depende de las condiciones ambientales de temperatura, humedad e iluminación. Por ello en el exterior su comportamiento puede ser muy diferente al que se produce en laboratorio. El coronavirus TGEV, en condiciones de laboratorio tiene una estabilidad de 3 a 28 días a 20ºC, pero a 4ºC su permanencia se incrementa a 28 días. A 30ºC, desaparece entre 4 y 96 horas (Kampf, 2020). También es lógico pensar que, en ambientes húmedos, el virus tendría una estabilidad mayor que en condiciones de sequedad. Finalmente, es de sobra conocido el efecto desinfectante de la radiación ultravioleta: la excesiva iluminación natural en días fuertemente soleados contribuye a reducir la carga viral en el ambiente.

Además de la profilaxis, las medidas activas son las más efectivas en la lucha contra COVID-19. La limpieza con desinfectantes es muy efectiva y en ello inciden continuamente las autoridades sanitarias. Lavarse con jabón las manos durante más de 20 segundos es sin duda la mejor medida de protección personal. En cuanto a la limpieza de las superficies contaminadas, las soluciones diluidas de lejía doméstica, con un contenido mínimo en hipoclorito sódico del 0,1%, las que contienen 0,5% de agua oxigenada, las soluciones alcohólicas con un contenido superior al 70% de etanol o de alcohol isopropílico y la mayoría de los desinfectantes domésticos comunes registrados por la EPA deberían ser efectivos contra el coronavirus[3].
Llegados a este punto, deberíamos plantearnos si es necesario desinfectar los libros para evitar contagios. Nuestra opinión es contraria a la desinfección:
- Los productos que son efectivos en superficies duras o para desinfectar plásticos o la ropa son dañinos para el papel o las tintas y podrían causar oxidación e hidrólisis ácida de la celulosa, la disolución de las tintas de tampón y de las anotaciones en bolígrafo o rotulador además de atenuar el color. Al utilizar agua como vehículo son doblemente inapropiados, pues generan debilitamiento del soporte, deformaciones y solubilización de los adhesivos de la encuadernación.
- Podría parecer más inofensiva la esterilización con radiación UV, pero causaría una fuerte oxidación en los soportes y sólo sería efectiva en las partes expuestas a la radiación, quedando sin desinfección las más ocultas como la zona de la costura en los libros encuadernados o el interior de las solapas de las encuadernaciones rústicas modernas. Todas estas zonas son inaccesibles a la radiación UV y, por tanto, podrían seguir reteniendo su carga viral durante horas. Por ello tampoco la radiación UV es una buena solución.
Sin embargo, dado que el virus puede permanecer durante días en el papel y el plástico, es necesario mantener precauciones con los libros que han estado expuestos al virus, especialmente si se trata de material que ha estado en contacto directo con enfermos afectados por COVID-19. Paradójicamente, la desinfección más efectiva sería no hacer nada, esperar y mantener los libros en cuarentena durante, al menos, 14 días. De esta manera prevendríamos de forma segura la transmisión indirecta sobre cualquiera de los materiales con los que están elaborados los libros (papel, cartón, tela o plástico) y no correríamos el riesgo de dañarlos al aplicar productos que tienen efectos químicos y físicos en los documentos.
A pesar de que el COVID-19 lleva entre nosotros apenas unos meses, ya se han publicado diversas recomendaciones sobre cómo actuar en archivos y bibliotecas ante el problema de la transmisión indirecta del virus. Hace sólo unos días, Lara Ewen publicó un excelente resumen sobre el impacto del virus en las bibliotecas en el cual se incide en la importancia de la cuarentena como medida más efectiva de control [Artículo completo] Además, el prestigioso NEDCC ha publicado una hoja informativa, breve y clara [VER] . Finalmente, Mary Striegel, conservadora científica del National Center for Preservation Technology and Training (NCPTT) publicó la semana pasada un vídeo en el que describe los cuidados básicos de diferentes materiales culturales ante el riesgo de infección por coronavirus.
Conclusión
Los materiales documentales pueden ser transmisores indirectos de la enfermedad siempre que hayan estado en contacto con personas enfermas. Sin embargo, el virus no puede permanecer efectivo durante largo tiempo y el tratamiento con viricidas de las superficies contaminadas es una medida efectiva para su control, aunque, en la práctica, no es recomendable para los materiales culturales. Afortunadamente, la cuarentena sí es efectiva. El tiempo juega en contra de la estabilidad del virus y, en el caso del papel desaparece, según los estudios publicados, en unos cinco días.
Es recomendable seguir un sencillo protocolo de actuación para la manipulación de los materiales que han estado en contacto con enfermos de COVID-19[4]:
- Lávese las manos con frecuencia con un desinfectante de manos a base de alcohol o, preferiblemente con agua y jabón durante 40 segundos.
- Evite el contacto cercano con las personas enfermas.
- Evite tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar.
- Limpie y desinfecte los objetos y las superficies que se tocan frecuentemente como picaportes, bandejas, etc.
- Las mascarillas son una primera barrera de defensa para evitar el contagio, pero deben ser utilizadas correctamente. Lávese las manos antes de ponérsela.
- La mascarilla debe cubrir bien la nariz, la boca y la barbilla.
- Evite tocar la mascarilla mientras la lleva puesta.
- No recicle los guantes ni las mascarillas.
- No toque la mascarilla con las manos y retírela de forma segura para desecharla después de usarla.
- Los libros que han sido utilizados por personas enfermas deberán ser introducidos en una bolsa de plástico con doble autocierre. Una vez dentro el libro, limpie el exterior de la bolsa con un producto viricida (agua y lejía). Tenga cuidado de que la solución limpiadora no penetre al interior. Una vez limpio, manténgalo en una zona segura durante 14 días.
- Una vez superada su cuarentena, el libro podrá volver a ser consultado sin riesgo.
Finalmente, sólo decir que las bibliotecas públicas y otros establecimientos en los que hay material bibliográfico deberán permanecer también en cuarentena mínima de 14 días. No será necesario esterilizar los documentos, pero sí mantener la higiene apropiada dentro de las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
NUEVA INFORMACIÓN:
Recomendaciones sobre procedimientos de desinfección en bienes culturales con motivo de la crisis por COVID 19. Madrid : Ministerio de Cultura y Deporte, Instituto del Patrimonio Cultural de España, 2020. (acceso 22/04/2020)