“Yo nací entre las cortaduras del papel y los rollos del pergamino en una casa breve del barrio de los libreros de la ciudad de Salamanca”
dejó escrito Diego de Torres Villarroel (1694-1770).
La calle Libreros fue siempre la calle de las librerías e imprentas, situada junto a las Escuelas Mayores y Menores de la Universidad. La misma donde hoy están la trasera de la biblioteca de la Facultad de Traducción y Documentación, la Biblioteca Histórica y la Biblioteca Santa María de los Ángeles, las tres pertenecientes a la Universidad.
Qué menos que esperar que la calle dedicada a los libreros guardara aún algún vestigio que hiciera honor a su nombre. Así ha sido durante años, en los que nos acostumbramos a tener una librería, La Galatea, en el bajo del número 28. Eso sí, rodeada de bares, restaurantes, tiendas de recuerdos y, por fortuna, un discreto comercio de vinilos.
La Galatea es una “librería de viejo” y está especialmente bien planificada y decorada. Si todas las librerías resultan acogedoras, La Galatea es, además, un local con encanto, donde puedes pasarte horas viendo libros antiguos y modernos de segunda mano, libros con encuadernaciones especiales, carteles, grabados, cromos, postales, vinilos… siempre contando con la conversación y asesoramiento de su dueña y LIBRERA (así, en mayúsculas), Begoña Ripoll.
Por desgracia, el edificio –una de las casas bajas y antiguas de la calle, adosada a la “Casa de los gatos”, con escaleras de madera y un pequeño patio interior– ha sido vendido. Begoña tendrá que desmontar toda su librería y desaparecer de allí en un mes. En poco tiempo y como tributo a la modernidad, el edificio estará dedicado a alguna actividad más rentable y, desde luego, más a la moda.
Ella seguirá activa –esperemos—en Internet, pero no es lo mismo.
Durante el mes de marzo, podremos pasar por allí mañana y tarde y ayudar a Begoña a liberarse del stock: para uso propio, para regalos inmediatos o de futuro…
Es verdad que no andamos mal en Salamanca de librerías, incluso de librerías anticuarias, pero ninguna en Libreros y ninguna como la de Begoña, con la distinción del 84 de Charing Cross Road.