Bajo el vocablo latino ‘LUX’, Burgos, Carrión de los Condes y Sahagún albergan la vigésima quinta edición de la exposición de Las Edades del Hombre, enmarcada en la celebración del Año Santo Jacobeo 2021 y el VIII Centenario de la Catedral de Burgos.
La exposición partirá de Burgos, donde se abordará el origen y sentido de las catedrales; el relato tendrá como hilo conductor la figura de la Virgen María, presencia constante por las advocaciones marianas de muchas de las catedrales, como la de Santa María en Burgos, y de multitud de iglesias, ermitas y monasterios que jalonan la Ruta Jacobea, que recorrerá esta XXV edición de Las Edades, como la iglesia de Santa María del Camino en Carrión de los Condes y el Santuario de la Peregrina en Sahagún.
La imagen elegida para el cartel de la exposición es una vidriera del convento salmantino de ‘Las Úrsulas’ que, mostrando la Coronación de la Virgen, ahonda en ese protagonismo de María, pero hace referencia también a la luz inherente a las catedrales góticas. La obra, de autor desconocido, data de los primeros años del siglo XVI y procede de alguno de los importantes talleres burgaleses de la época, cuyo máximo exponente fue Arnao de Flandes. La vidriera, además de la imagen, ha prestado sus tonos para el grafismo de LUX, en rojo, azul y verde.
La Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca aporta para la exposición una obra considerada «joya de la historiografía latina peninsular». Se trata de la Historia Compostelana (ca. 1240), un manuscrito sobre pergamino donde se relatan los hechos del que fue el primer arzobispo de la sede gallega, Diego Gelmirez, de capital importancia para la historia de Santiago de Compostela.

De la Historia Compostelana se conservan en el mundo 18 manuscritos fechados entre el s. XIII y el s. XVIII siendo el de Salamanca el más antiguo [Ver en GREDOS]. Se trata de un relato promovido por el propio obispo para que sus acciones no fuesen olvidadas, que sirve además para fundamentar los derechos y posesiones de la sede y dar cuenta de todo aquello que Gelmirez consiguió para su diócesis pese a las persecuciones y peligros sufridos.
En la redacción de la obra participaron varios personajes, siendo Nuño Alfonso y Giraldo los más importantes y hombres de confianza del obispo. El autor de los últimos noventa y tres capítulos habría sido Pedro Marcio, también canónigo compostelano, que escribió tras la muerte del arzobispo. Así pues, la composición de la obra se dilató en el tiempo y cada uno de los redactores dejó su propia impronta. Se considera que este largo período comenzó hacia 1107 y se prolongó hasta 1145-1149.