Hoy en día, nos inclinamos a pensar que la alfabetización era una habilidad rara en la Edad Media, dominada sólo por una pequeña élite de monjes, sacerdotes y cortesanos. Se trata de una visión anacrónica, que considera que una persona está alfabetizada si sabe leer y escribir, y analfabeta si no. Sin embargo, muchas personas de la Edad Media sabían leer pero no escribir, la lectura existe en multitud de formas. Se pueden leer imágenes, como cuadros y vidrieras e incluso se puede leer de oído: durante la Edad Media, era habitual que los textos se leyeran en voz alta. Las imágenes interactúan con el texto, tanto hoy como en el pasado. Pueden emplearse como mera ilustración de los temas tratados en el texto, pero en algunos géneros las imágenes se utilizan para intensificar el mensaje. Especialmente en los libros religiosos, las imágenes pueden actuar como instrumentos para afectar a la espiritualidad del lector.
Esta exposición emprende un viaje por la sociedad de la Europa medieval para descubrir la rica paleta en la que se manifestaba la lectura:
- Introduction
- Thoughts and prayers
- Among knights and troubadours
- The pastime of the people
- Beyond lingua franca
- Bookpaths
- Temples of knowledge
- Credits

Comenzamos en los monasterios, donde se cultivaba la palabra latina escrita (latinitas) en los primeros siglos de la Edad Media, y seguimos en las cortes nobiliarias de la Alta y la Baja Edad Media. La actitud de la nobleza hacia la lectura cambió durante la primera mitad de la Edad Media: la capacidad de leer y escribir figuraba entre las habilidades que debían poseer los caballeros y damiselas civilizados. Su interés llevó a la creación de nuevos géneros literarios: las cortes fueron la cuna de la literatura cortesana (de ahí su nombre).
De ahí pasamos a las ciudades, donde la creciente clase de mercaderes, artesanos y patricios seguros de sí mismos se fijaron en las cortes en busca de inspiración y ejemplos, al tiempo que adaptaron la escritura y la lectura a sus propios fines. Como el término literato (litteratus) se utilizaba en la Edad Media específicamente para las personas que entendían el latín, pasamos al papel de la lectura en lengua vernácula. Las obras literarias escritas en las cortes son algunos de los ejemplos más tempranos y conocidos, pero la lengua vernácula se introdujo lentamente incluso en la literatura religiosa, dominada por el latín.

A continuación, nos trasladamos a la Península Balcánica para analizar el desarrollo de la lectura en lenguas eslavas. A partir de ahí, se analiza una parte integral de la cultura textual: las redes de lectura. Dentro de una comunidad se compartían los libros y se leían juntos (a menudo leyendo en voz alta), y las comunidades afiliadas intercambiaban manuscritos para copiarlos. Esto permitió a los monasterios reunir impresionantes bibliotecas con muchos textos, tanto medievales como clásicos, que se transmitieron hasta el presente.
Por último, volvemos al ámbito eclesiástico, ya que se habla de las universidades. La lectura y la discusión de textos eran (y siguen siendo) una parte vital del plan de estudios universitario, y el desarrollo de la ciencia se basaba en el uso exhaustivo de textos antiguos y autorizados.