Poggio Bracciolini and the Re(dis)covery of Antiquity: Textual and Material Traditions. (Proceedings of the Symposium Held at Bryn Mawr College on April 8-9, 2016). Roberta Ricci, ed. Firenze University Press, 2020. DOI: 10.36253/978-88-6453-968-3.
Esta colección se nutre de su interdisciplinariedad, con aportaciones de estudiosos que investigan la contribución de Poggio Bracciolini a muchos campos del conocimiento de la tradición occidental, que abarcan la política y la historiografía, la cultura material y de la imprenta, la filología y el estudio de los manuscritos, la caligrafía y la paleografía.
Los estudios aquí recogidos tocan aspectos interconectados de los inicios del Renacimiento en su recuperación de la tradición clásica donde el concepto de humanitas se extiende al propio manuscrito.
«Esta distinguida colección de ensayos añade una riqueza de detalles académicos a nuestra comprensión del humanista del Renacimiento Poggio Bracciolini. Y, al hacerlo, también logra capturar gran parte de la gama y el sabor de esta extraordinaria figura: su aprendizaje, su apasionado interés por la antigüedad, su orgullo cívico y su brillantez en el diseño caligráfico, así como su incesante superación, sus enemistades, su gusto por la indecencia y su inclinación por la moralidad. La asombrosa energía de Poggio y la energía de todo el período recorren estas páginas» (Stephen Greenblatt)
Poggius Florentinus (1380-1459), como Bracciolini se llamaba orgullosamente a sí mismo, fue un intelectual influyente, una figura fundamental en la historia temprana del Humanismo, un conocido erudito y un prolífico escritor. En palabras de David Rundle, era «el más humano de los humanistas»
Incansable perseguidor de manuscritos por toda Italia, Inglaterra, Alemania, Francia y Suiza, rescató, compró, copió o robó él solo gran parte de la literatura clásica latina antigua que reverdeció en el Renacimiento desde el seno de los monasterios a los que acudió en su busca. Así rescató numerosos discursos de Cicerón que encontró en el monasterio de Cluny en 1415, así como, en el monasterio suizo de Saint Gall, el primer texto completo de la Institutio Oratoria de Quintiliano, un fragmento de Valerio Flaco, comentarios de Cicerón, otros de Asconio y Prisciano a Virgilio y un manuscrito de Vitrubio. En Alemania encontró un códice de Vegecio. También encontró el De rerum natura de Lucrecio y obras de Manilio, Silio Itálico, Amiano Marcelino y obras de los gramáticos Caper, Eutiques y Probo. También halló las Silvae de Estacio, y esto es solo una parte muy pequeña de sus descubrimientos.
Escribía con una rapidez extraordinaria y había desarrollado una caligrafía llamada lettera antica, fundada sobre la minúscula carolina, que él había perfeccionado. Era tan bella y legible que habría servido de modelo al diseño de los caracteres latinos del impresor veneciano Aldo Manuzio.
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